Es extraño que Mari Carmen empezara un negocio de decoración sin haber estudiado una carrera que tuviera relación con este trabajo. Pero entonces no existían estos estudios. Los pocos decoradores que había trabajaban y creaban por pura intuición personal. Ella tenía esta intuición y un gusto exquisito y moderno. A pesar de todo, marchó a Barcelona a hacer un curso de decoración. Era lo único que se podía hacer en aquel tiempo. Se apuntó también en la agrupación de decoradores que empezaba a andar entonces.
Movida por su pasión de restaurar edificios antiguos compró el palacio del Almirante en Tudela, que estaba en un estado lamentable. No sabía en un principio qué haría con él, pero tenía la ilusión de devolverle su esplendor. La Casa del Almirante, situada en pleno casco antiguo de Tudela, es uno de los palacios de la arquitectura civil renacentista más interesantes de España.
Con mucho cuidado, y asesorada por el arquitecto D. Juan Moya, se procedió a tirar los tabiques añadidos en distintos momentos que hacían peligrar la estabilidad de la casa. También se repararon y pusieron cubiertas en los tejados. Se consiguió recuperar algunas puertas y ventanas originales, que se pueden ver hoy después de una profunda restauración. Hubo que hacer nuevos los balcones y las puertas de entrada, pues no existían.
Mari Carmen mantuvo siempre la intención de devolver a Tudela lo que la ciudad le había dado a ella como persona. El palacio del Almirante no era fruto del orgullo, sino del cariño de una mujer trabajadora hacia su pueblo. Siempre se sintió orgullosa de llevar el nombre de Tudela por donde fue.
ORGANIZA: Fundación María Forcada
COLABORA: Ayuntamiento de Tudela – EPEL Tudela
COMISARIO: Pedro Salaberri
DISEÑO EXPOSITIVO: Belén Esparza